Una vez que el indio iba siendo diezmado, comenzaron a sobrevenir las estancias. En ellas se nucleaba casi toda la población criolla. Una estancia llegaba a tener entre 50 a 80 personas viviendo y trabajando en su interior. Constituyen éstas los primeros núcleos poblacionales de los alrededores de Santa Teresa.
Con la desaparición del indio comienza también la época de transición hacia la colonización. De esta época ha dejado testimonio Don Félix Hormazábal, propietario con un socio llamado Eduardo Picabea de una pulpería a escasos 2.000 metros donde luego se levantara nuestro pueblo.
Esta pulpería, hace algunos años fue derrumbada totalmente por el peligro que presentaba su construcción antigua. Estaba ubicada aliado déla cremería que fuera de Mortstedt y Roquette y que en la actualidad pertenece a la estancia "La Ernestina", sobre el camino de tierra que va a la localidad de Peyrano, próxima a la exruta 177.
A Don Félix Hormazábal le gustaba escribir en cuadernos todo lo que acontecía a su alrededor, evocando también los relatos o las vivencias del pasado. Falleció el 21 de junio de 1943 y hasta esa fecha siguió escribiendo el diario acontecer del pueblo, resumiendo en 5 cuadernos prácticamente la historia de los primeros 50 años de Santa Teresa. Hemos llegado tarde al destino de estos importantes documentos, ya todo se ha perdido y no hace mucho tiempo, sólo se ha rescatado una carta de 9 páginas escrita de puño y letra en 1934 y es el único eslabón que nos une con el fin de una época de llanuras despobladas y el comienzo de la creación del pueblo por el paso del ferrocarril.
La carta está dirigida a la Sita. Virginia Cassinera y comienza de esta manera:
"Contestando al informe que Ud. me solicita sobre la fundación de este pueblo, sus principios y orígenes del mismo, con el mayor gusto voy hacer una pequeña relación de los hechos pues pocas son las personas que puedan hoy darlas tan fielmente como el suscripto por ser unos de los vecinos más antiguos de éste Departamento, hoy con el nombre de Constitución.
"En el año 1880 los hermanos Ramón, Miguel, José y Pedro Madariaga de nacionalidad vascoespañola, habían comprado los campos que todavía hoy (1934) poseen sus herederos entre las estaciones Alcorta y Carreras, estableciendo una casa de negocio de Ramos Generales cerca de donde hoy es el pueblo de Alcorta. Dicha casa comercial la fundaron a fines del citado año 1880 y vine empleado con ellos desde San Nicolás, domicilio de mis padres, a la razón contaba yo con 15 años".
"Describir la vida que se hacía en aquellos años es largo de contar y no cabe en estos informes a la ligera. Estábamos en campos completamente desiertos, pasaban meses sin tener noticias del mundo, ver un extranjero era una novedad, corrían por los campos abiertos manadas de venados v avestruces, había enorme cantidad de perdices, martinetas y de las chicas, se compraban a dos reales la docena de martinetas y a un real las perdices chicas vivas. Los muchachos las enlazaban con cerda de caballos trenzada hecha lazo y atada a una punta de una caña. Luego se costeaban cuatro a cinco leguas para venderlas".
"Los Señores Madariaga llevaron allí la agricultura, se dedicaba a la siembra de trigo solamente y todos los agricultores eran criollos. Se cortaba el trigo a hoz, se trillaba con yeguas y había que esperar a vientos fuertes para limpiarlo con zarandas. Se medía el trigo en un cajón llamado "almú" y se vendía por fanegas, ocho almú hacían una fanega, y se depositaba en galpones a granel, no embolsado".
"Existía cuando llegamos allí, una galera que hacía la carrera del Rosario a Melincué y pasaba a dos leguas de distancia de nuestra casa de negocios. Esta galera estaba subvencionada para la correspondencia, recibíamos y entregábamos la correspondencia cada ochos días, a dos leguas de nuestra casa en la posta, que venía a quedar en el mismo campo de los Madariaga. Se llamaba "Posta" donde las galeras cambiaban de caballos, bajaban y subían pasajeros y encomiendas, llenaban la misma misión que las estaciones de ferrocarril".
"Con el principio de la colonización hecho por mis patrones, señores Madariaga, aquellos campos y sus contornos se principiaron a poblar, se estableció una nueva empresa de galeras, que hacía la carrera de San Nicolás a Melincué y pasaba por la casa de negocio de mis patrones".
"Se dio principio entonces a alambrar los campos, a subdividirlos y aumentar la población. Llegaron al Campo "El Bagual" délos señores Echesortu & Casas, los primeros colonos suizos-alemanes, en los campos que tres años antes, había sido lanceado por los indios Don Manuel o Miguel Torres, no recuerdo cuál de los dos hermanos".
"Pasé allí tres años con los Madariaga y salí de la casa aceptando otra propuesta qué me convenía más para trabajar, por parte de un señor Juan Goya, establecido con Ramos Generales y barraca en un paraje llamado "Bajo Hondo" campo Castagnino, casa establecida en el campo Andreu, estaba a una legua del llamado Almacén "Lovero". Con este señor trabajé dos años, pero luego vendió el negocio y quedé cesante. Cometí yo un gran error dejarla casa de los Madariaga para venir a trabajar con un hombre sin capital. En la casa de los Sres. Madariaga ocupó mi lugar Don José Olaeta, quien hizo allí una fortuna y falleció rico, figurando hoy sus hijos en primera fila en la sociedad de Rosario".
"Había yo reunido algunos pesos y otros que tenía un amigo llamado Eduardo Picabea, establecimos un negocio en sociedad, en el segundo semestre del año mil ochocientos ochenta y cinco en el campo sucesión Valdez, hoy dividido en muchos propietarios. El punto donde nos establecimos corresponde a la fracción que compró Don Luis Pulido Suárez y se encuentra de este pueblo a más o menos 25 cuadras". (Hoy Estancia La Ernestina)
"En aquel tiempo 1885, el vecindario eran todos argentinos siendo casual ver un extranjero y si había, eran mercachifles o vendedores de artículos de tienda y mercería. Uno de ellos es el actual señor Cayetano Perrone, que venía con su señor padre en un carretón grande y terminaron por establecerse en estos puntos, fallecido su papá continuó con los negocios y sigue hasta la fecha" (Por supuesto se refiere a 1934).
"El medio de vida de aquellos años era la hacienda, la cría de vacunos, lanar y caballar, había familias poseedoras de pequeñas porciones de animales, que arrendaban campos, se dedicaban a la cría y lo pasaban holgadamente, otros se dedicaban a peones de las estancias, puesteros, apartadores, capataces, etc.".
"No había agricultura, todos los campos se dedicaban a la hacienda. Las estancias más importantes eran la de los señores Norberto Quirno, José Carreras, los Paz, los Peyrano y muchos otros que en este momento no recuerdo, todos ellos subdivididos actualmente. El campo sucesión Valdez, era sumamente grande, desde el Arroyo del Medio próximo al pueblo de Peyrano, hasta el Arroyo Pavón y en parte llegaba hasta el Arroyo del Sauce. Campo pleiteado en muchos años, en dicho campo había el núcleo mayor de población criolla con pequeños capitales en haciendas, eso es lo que nos animó a establecemos aquí. Aún existe la casa que alquilamos a la Sucesión Valdez a 25 cuadras más o menos de este pueblo, donde hoy hay establecida una cremería en el camino a Peyrano".
"Del mismo modelo de la casa que nosotros alquilamos o más o menos parecido existe otra en los suburbios de Peyrano, la casa del almacén "Lovero y Guevara". Fueron construidas entre los años 1865 y 1870 cuando se establecieron chacras para sembrar trigo para proveer al Ejército Argentino en la guerra del Paraguay. Había también y existe hasta hoy (1934) en el campo de Pulido Suárez y a pocas cuadras donde nos establecimos, una casa "Taona" para moler trigo en tiempo de guerra con el Paraguay, de donde en su debido tiempo salieron muchos miles de bolsas de harina que se embarcaban en el puerto de Rosario para el ejército en operaciones".
"El pueblo más cercano que teníamos en aquellos tiempos era Carmen del Sauce, allí había que ir para todos los asuntos de familia, bautizos, casamientos y defunciones, allí estaba el cementerio. Había también casas comerciales de alguna importancia que después al venir los ferrocarriles y fundada la estación Acebal allí se trasladaron".
"El día que había que ir a la peluquería era perdido, pues había que salir por la mañana a caballo a Carmen del Sauce y regresar por la tarde, hay de estas unas seis leguas, como también había que prever de que no estuviesen crecidos los arroyos, por la falta de puentes. Había en el Arroyo del Sauce un puente provisorio construido por un español que no recuerdo su nombre, pero que se le decía Farruco y se llamaba "el puente de Farruco", pues era el verdadero dueño y cobraba peaje de 05, 10 ó 20 centavos. Este puente prestó servicios muchos años y era el paso obligado para ir a Rosario, además el Farruco tenía establecido un negocio llamado pulpería, era hombre rudo y un buen día amaneció asesinado, pero se continuó después por muchos años utilizando su puente .
"Los que estábamos avecinados en aquellos años entre estos campos lo menos que nos interesaba eran los asuntos de la administración pública, política y demás noticias del mundo, no se conocían diarios, periódicos ni revistas alguna, el tema de los vecinos eran las fluctuaciones de los precios de haciendas y frutos del país, amén de los acontecimientos sociales del vecindario, bailes, casamientos, bautizos y fiestas de las llamadas "de invite" donde se pialaba, enlazaba y cada ciudadano mostraba su más o menos habilidad para montar un potro, pialar "de volcao" y las muchachas convidaban ya con un mate o una empanada, u otro obsequio, estas fiestas duraban dos o tres días, se bailaba de noche con guitarra y acordeones y de día al trabajo, abundancia de carne con cuero, corderos asados y gran cantidad de pasteles y empanadas criollas, yo era bastante aficionado a estas fiestas y rara era la vez que faltaba".
"Este era el motivo de que todo el mundo ignoraba que se estaba gestando el paso del ferrocarril por estos campos, no teníamos la menor idea de que esto pudiese ocurrir. Tendría mucho que decir y describir de la vida de aquellos tiempos, muchas cosas que contar, corridos y anécdotas de pasajes verídicos pero no es esta la misión de estos pequeños informes".
"Así las cosas en el invierno de mil ochocientos ochenta y siete, un invierno excesivamente frío, de grandes temporales, estábamos recluidos en nuestra casa sin que llegara cliente alguno. Era el mes de julio de aquel año y no era posible salir a parte alguna debido al temporal a ocupamos de nuestras actividades. Y estaba yo con mi socio Picabea mirando el campo por el enrejado de la ramada, pues es sabido que las llamadas pulperías de campo como era nuestro negocio, todas tienen enrejado para que los clientes compren por el enrejado, y sólo se abre la puerta a personas conocidas y de confianza; y ramada se llama a un techo que se hace en el enrejado para que los clientes no estén a la intemperie mientras hacen sus compras o se entretienen en beber, donde pasan hora y más horas".
"Como decía estábamos mirando por dicho enrejado que daba a la parte Norte, una mañana fría de viento, cuando vimos que venían del campo de Carreras, atravesando el alambrado, hacia nosotros cinco personas de a pie, cosa muy rara, pues en aquel tiempo hasta para andar una cuadra se montaba a caballo. A medida que se aproximaban más nos extrañaba su porte y modo de caminar e indumentaria, y nos dimos cuenta de inmediato que eran extranjeros. Llegaron al enrejado y preguntaron si allí era casa de negocio en un mal castellano entablamos conversación y viendo de que se trataban de gente de confianza y habiéndonos solicitado "wiski" le abrimos la puerta del negocio".
"Aquellos hombres vestidos a la inglesa con breches y largas botas o polainas y pasados de frío, al ver en los estantes en fila una cantidad de botellas de su bebida favorita, justamente de una marca muy acreditada, se abrazaron mutuamente de contentos y me solicitaron una botella y contándolas restantes que estaban en fila, solicitaron se las reservara a todas preguntando cómo se nos había ocurrido comprar esa bebida que allí verdaderamente no tenía despacho porque no era conocida y además muy cara. Les expliqué que al establecemos con negocios y pedir en el almacén por mayor un surtido completo de bebidas venían dos cajones de los que no se había vendido ni una botella. Al final acabaron comprando los dos cajones. Eran ellos de nacionalidad inglesa, dentro de los 25 a 40 años, de profesión ingenieros algunos y otros ayudantes, por años tuvimos conocimiento de que eran de la Compañía concesionaria del Ferrocarril del puerto de Villa Constitución a Río Cuarto, que se titulaba Ferrocarril Gran Sud de Santa Fe y Córdoba, la que tenía una sección llamada Compañía de Tierras del Sud de Santa Fe y Córdoba y en cada estación solicitaban en compra a sus propietarios de sesenta a setenta cuadras de terreno, los que fraccionaban en manzanas y solares".
"Los citados ingenieros que llegaron a ésta alrededor de julio de 1887 de lo que siento mucho no recordar sus nombres, instalaron su campamento en las inmediaciones donde está hoy (1934) la Sucursal del Banco Nación Argentina y allí continuaron por mucho tiempo e instalaron la proveeduría General".
(El lugar donde estuvo ubicado el campamento de la Compañía, es donde el Banco Nación Argentina, desarrolló sus actividades desde 1917 hasta 1974, en la intersección de las calles San Martín y Hernandarias).
"Con ellos entramos en relación comercial y particular. Continuamente acudía yo al campamento y les ayudaba a medir las manzanas que hoy forman el pueblo llevando la cinta y marcando los mojones que procedían los peones a colocarlos. La línea del ferrocarril dio principio tan pronto como estaba su trazado, habiendo llegado al puerto de Villa Constitución muchos buques de ultramar cargados de materiales, se iniciaron los trabajos de construcción de la línea del mismo puerto".
"La Compañía de Tierras me nombra en ésta agente vendedor de solares remitiéndome los planos correspondientes y desde entonces hasta terminada la venta de solares siempre fui agente de la compañía. La venta se inició en 1888 y a medida que se vendían los adquirentes iban edificando, las dos primeras casas que se edificaron fueron la del Sr. Ángel Calcini (luego de Piero Baiocchi - Sarmiento y 9 de Julio) y la que nosotros construimos es la que hoy (1934) ocupa la sociedad de Obreros Rurales (Gálves y Ira. Junta). La primera sección del ferrocarril se libró al servicio público más o menos en el segundo semestre del año 1889. A partir de 1890 se dio comienzo a la llegada de agricultores, donde principió a instalarse chacras, pero lentamente pues éstas eran muy perseguidas ya por las secas, pues llovía muy poco, o por la invasión de la langosta. Paulatinamente se colonizaron los campos y vendieron las haciendas y toda la gente criolla se concentraron en los pueblos que se habían formado. Estos son los datos que puedo darle a la ligera de los principios de estos pueblos.. Esperando pueda serle útil para su investigación, saluda atentamente. Félix Hormazábal".
LA PULPERIA DE HORMAZABAL Y PICABEA
Revista "A Cien Años de su Fundación 1889 - 1989" Comisión de Cultura Comunal